- ¿Qué recuerdos guardas de tus primeras lecturas?
- Pues mi primer recuerdo es el de mis padres leyéndome. Ambos eran músicos y la escucha, los sonidos, el oído, eran elementos muy importante en la vida diaria. Recuerdo que mi madre entonaba musicalmente los cuentos infantiles clásicos
que me leía y que mi padre, que era muy buen narrador oral, se
inventaba historias absurdas, de humor, de las que hacía variantes cada
vez más retorcidas y graciosas. En una segunda etapa, llegaron a mi vida
los disco-libros, que reproducía en un tocadiscos que había heredado.
Así aprendí a leer el cuento del rey desnudo o el de Alí Babá.
Los aprendí a leer escuchándolos. Para mí los libros eran objetos que
se me metían en la oreja. Siempre había una voz dentro de ellos. Eso
también ha influido mucho en mi manera de escribir, en el ritmo, en la
necesidad de escuchar esa voz para ponerme a escribir.
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