Imagínense la siguiente escena. Un niño pequeño está sentado,
embelesado, en el regazo de un adulto querido, escuchando palabras que se
mueven como el agua, palabras que hablan de hadas, dragones y gigantes de
lugares lejanos e imaginativos. El cerebro del niño pequeño se prepara para
leer bastante antes de lo que uno jamás sospecharía, y utiliza para ello casi
toda la materia prima de la primera infancia, cada imagen, cada concepto y cada
palabra. Y lo hace aprendiendo a utilizar todas las estructuras importantes que
constituirán el sistema de lectura universal del cerebro. A lo largo del
proceso, el niño incorpora al lenguaje escrito muchos de los descubrimientos
realizados por nuestra especie, avance tras avance decisivo, durante más de
2.000 años de historia. Y todo empieza en la comodidad del regazo de un ser
querido.
http://portal.ced.junta-andalucia.es/educacion/webportal/descargas/familias-lectoras/flash/coleccion/cfl/cuaderno_01_04.html
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