Llegan los calores de julio y por una especie de reflejo condicionado
se me despierta la apetencia por las ficciones de mucho calado y larga
duración. Durante el resto del año, la gula lectora está más influida
por las obligaciones, aunque nunca hasta el extremo de forzarme a
terminar un libro que no me guste mucho. Hay muchos más libros buenos de
los que uno tendrá ocasión de leer en su vida, de modo que no queda
tiempo para leer libros malos. Pero como los libros pueden ser muy
buenos de muchas maneras diferentes, no hay obligación de leer ninguno
que no resulte apasionante. Cualquier lector con afición y cierta
experiencia está capacitado para leer cualquier novela.
http://cultura.elpais.com/cultura/2012/07/04/actualidad/1341410299_856383.html
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